Productividad y coronavirus: impacto y medidas a tomar

La productividad se refiere a qué tan eficientemente se utilizan los recursos en una economía durante un período determinado. Velar por la evolución de esta variable resulta de gran importancia, ya que una mayor productividad está asociada con mayor crecimiento económico, incrementos en los niveles de ingresos, menores tasas de pobreza, entre otras ventajas.

El Banco Mundial afirma que la productividad a nivel global se contrajo significativamente después de la crisis financiera de 2008 – su crecimiento se redujo de 2.8% en 2007 a menos de 2.0% en 2017-18; sin embargo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) señaló que Costa Rica ha mostrado un crecimiento en su productividad durante la última década, incluso menciona que a pesar de las brechas aún existentes, converge lentamente a los niveles de los otros países miembros de su organización.

A pesar del progreso que Costa Rica ha tenido en términos de productividad, es de reconocer que el COVID-19 representa una seria amenaza para esta tendencia. A nivel global, el Banco Mundial estima que cuatro pandemias desde el año 2000 (SARS, MERS, Ebola y Zika) han tenido efectos persistentes y negativos sobre la productividad; específicamente, la redujeron en un 4% después de tres años.

Existen diferentes canales de transmisión mediante los cuales la productividad se vería perjudicada por el virus. Por ejemplo, las decisiones de inversión se verían aplazadas – afectando el desarrollo en capital físico, innovación y desarrollo, se amplificaría la brecha en el nivel de educación – dañando principalmente a la población de menor ingreso, las cadenas de suministros perderían su eficiencia temporalmente, entre otros.

Teniendo certeza de que la productividad a nivel global sufrirá los efectos de la pandemia, vale la pena considerar qué se puede hacer para aminorar tal impacto. Existen diferentes ejes de acción en los cuales se pueden trabajar para cumplir el propósito previamente expuesto, por ejemplo: desarrollar la infraestructura, velar por mantener una estabilidad económica, mejorar el sistema financiero, fomentar la competitividad, garantizar igualdad de oportunidades en educación, combatir la informalidad, etc. Los últimos tres serán de particular en este breve análisis.

Costa Rica debe posicionarse como un país competitivo a nivel mundial. Para esto debe implementar reformas en temas que han sido discutidos por años, pero que han mostrado poco o nulo progreso. En este sentido, es fundamental que el Estado funcione como un facilitador y no como un obstáculo. La revisión de monopolios, continuar con la simplificación de trámites, disminuir costos de entrada, y, en términos generales, promover igualdad de condiciones para que las empresas compitan son medidas en la dirección correcta.

Redoblar esfuerzos en la educación será primordial en los próximos años. Es indispensable recordar que los estudiantes no recibieron lecciones durante gran parte del segundo semestre de 2019 por huelgas de los educadores, y durante 2020 dejaron de recibir clases presenciales para pasar a una modalidad de clases en línea; que no garantiza la misma calidad y acceso para todos. Es por esto que debemos impulsar un mayor acceso a la educación y tecnología en las regiones más vulnerables. Será necesario revisar los contenidos que se enseñan en colegios y universidades, evaluar si responden a las habilidades requeridas por las empresas en nuestro país, y realizar los ajustes pertinentes en caso de ser necesario. En caso de no tomar acciones, en un futuro sufriremos las consecuencias de una mano de obra poco calificada.

Finalmente, tenemos que plantear un plan de acción concreto para combatir la informalidad. Según las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) un 40% de las personas ocupadas se encuentran bajo esta condición. Las consecuencias del empleo informal son múltiples. En términos de productividad, las empresas formales se ven perjudicadas por competir en condiciones desfavorables contra las empresas informales, lo cual puede ocasionar un deterioro en la inversión y en la productividad de las empresas formales. Por esto es necesario mejorar el clima de negocios en nuestro país, promover la inversión y la atracción de firmas con alto valor agregado, revisar las cargas sociales y considerar medidas adicionales que promuevan trabajos formales con mayores niveles de productividad.

Si bien es cierto que la pandemia representa una amenaza para la productividad de nuestro país, está en nuestras manos tomar medidas que sirvan, no solamente para aminorar el impacto, sino para ejecutar reformas que el país ha necesitado por años, y así, permitirnos visualizar un futuro más esperanzador.

Sr. Marlon Chacón
Socio Consultor Ecoanálisis
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