Apoyo a las empresas, nuevos emprendimientos y generación de empleo

En las condiciones actuales por las que atraviesa el país, es imperativo promover la generación de nuevas fuentes de empleo y para ello, es necesario preguntarse qué políticas son necesarias para fomentar el crecimiento de las empresas existentes y el desarrollo de nuevos emprendimientos empresariales. Más aún, preguntarse si el sistema actual de apoyo al esfuerzo productivo está brindando los resultados deseados.

Dos estudios nos brindan valiosa información al respecto. Un estudio hecho por el BID (The Dynamics of Entreprenueship in Costa Rica, IDB-DP-367, Monge-González, R and F. Torres-Carballo, 2015) y el Informe del Estado de la Nación del 2019.  El primer estudio encuentra que para el 2012 el sector servicios es el principal generador de fuentes de empleo en el país, aportando el 44% del empleo, seguido por el sector agrícola con un 20%, la manufactura con 19% y el comercio con 16%. Además, las empresas grandes generan el 50% de todas las plazas de trabajo en el sector formal, las medianas un 20%, las pequeñas un 18% y las microempresas un 12%. No obstante, las únicas empresas que lograron aumentar su tamaño promedio durante la década del 2001 al 2012 han sido las empresas grandes, las cuales representan el 1% del parque productivo nacional. Así, este primer resultado señala claramente que algo no está funcionando con los programas de apoyo a las empresas en Costa Rica, ya que están diseñados específicamente para apoyar a las PYMES (micros, pequeñas y medianas) y éstas no están creciendo en el tiempo. Es importante señalar que estos resultados han sido confirmados por el último informe del Estado de la Nación, utilizando cifras para el período 2005-2017. Es decir, la situación sigue siendo la misma desde hace ya dos décadas: las políticas de fomento al sector productivo no están funcionando eficientemente en Costa Rica: requerimos un cambio significativo.

Para comprender mejor la magnitud de este problema, cabe comentar los resultados de la matriz de transición que se muestra en el Cuadro 1. Como se puede observar de la primera fila de dicho cuadro, un 56.2 por ciento de las empresas que eran micro en el año 2002, murieron una década después; un 38.2% permaneció como micro; solo un 5.3 por ciento lograron pasar a ser empresas pequeñas al final del período, y prácticamente ninguna llegó a ser mediana o grande. Esta situación es preocupante ya que las empresas micro representan el 81% del parque productivo formal costarricense. 

En el caso de las empresas pequeñas que representan el 15% del total de empresas en el país, la situación es también preocupante. Del total de las empresas identificadas como tales en el año 2001, un 38.1 por ciento murieron diez años después; 14.7 por ciento se hicieron micros (decrecieron); un 38.9 por ciento se mantuvieron como pequeñas empresas, y sólo el 7.7 por ciento logró convertirse en una empresa mediana al año 2012. Cabe recalcar que prácticamente ninguna empresa micro o pequeña llegó a convertirse en una empresa grande al cabo de diez años.

Cuadro 1. Matriz de transición de las empresas en el sector formal entre 2002-2012

En el caso de las empresas medianas que representan el 3 por ciento del parque productivo nacional, de aquellas identificadas como tales en el año 2002, un 36.8 por ciento murieron al año 2012; un 14.4 por ciento decrecieron en tamaño a micro o pequeñas empresas; un 37.8 por ciento se mantuvieron iguales y sólo un 10.8% llegaron a ser grandes una década después.

Por último, de las empresas que iniciaron operaciones en el año 2002, un 69.7 por ciento ya habían muerto diez años después, un 23.3 por ciento llegaron a ser micros, un 5.2 por ciento a ser pequeñas y solo un 1.6 por ciento a ser medianas. Es por ello, que mediciones internacionales como las del Icsed Prodem y el GEM, señalan que a Costa Rica le queda aún mucho camino por recorrer para lograr apoyar de manera efectiva nuevos emprendimientos empresariales.

Todos los resultados anteriores muestran que Costa Rica cuenta con un entorno poco favorable para el crecimiento de los emprendimientos productivos, ya sean de empresas existentes o nuevos emprendimientos. En otras palabras, los programas que se han diseñado para apoyar al sector productivo costarricense parecieran no estar dando sus frutos, lo cual en las actuales circunstancias de la crisis producto de la pandemia del covid-19, debe llamarnos a revisar la estrategia seguida y a plantearnos esquemas alternativos probados con éxito en otros países.

Entre los principales problemas que encuentran las empresas en el país están: la falta de un enfoque sistémico en el diseño e implementación de políticas para el fomento de las empresas. Otros problemas apremiantes son la falta de espacios (reuniones periódicas, seminarios, eventos para el desarrollo de redes) para que los diversos actores del ecosistema emprendedor (públicos, privados y academia) interactúen. Es necesario establecer una agenda de trabajo con objetivos y planes de seguimiento que lleven a conformar una verdadera red de trabajo entre estos agentes, con enfoque en las cadenas de valor. Además, hay otros actores (sistema educativo, financiero, etc.) que podrían unirse y generar espacios de trabajo colaborativo en este campo. Un enfoque de clústeres es una política eficiente ya probada en otras latitudes para alcanzar estos objetivos. Sin embargo, el diseño e implementación de dicha política demanda un alto compromiso por parte de las máximas autoridades del país para que ésta funcione.

Un problema serio es la falta de una cultura sobre el espíritu emprendedor, la cual solo puede formarse si se diseñan e implementan programas de sensibilización y formación de este en las escuelas y colegios, ampliando el programa ya existente en los colegios técnicos del país.

Finalmente, otra limitante al esfuerzo empresarial es que los programas de fomento a las Pymes no incluyen a los emprendimientos por considerarlos sumamente riesgosos. En este mismo orden de ideas no existen incentivos para favorecer a las grandes empresas que deseen desarrollar proyectos conjuntos con empresas más pequeñas o nuevos emprendedores. La inexistencia o deficiente tamaño de los fondos de capital semilla, capital de riesgo, redes de ángeles inversionistas, financiamiento accionario, crowdfunding, entre otros instrumentos financieros, constituye otra importante limitante para los emprendimientos en Costa Rica. En síntesis, se requiere un enfoque remozado para apoyar eficientemente a los diversos sectores productivos y sus nuevos emprendimientos, solo así será posible generar más y mejores fuentes de empleo. La actual crisis económica es un espacio muy valioso para hacer un giro de 180 grados en la forma cómo se ha venido trabajando en este campo y movernos hacia un enfoque más sistémico y eficiente.

PhD. Ricardo Monge
Socio Consultor Ecoanálisis
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