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Lic. Heyteem Estrada R.
Analista Económico Ecoanálisis
En los últimos días, las autoridades presentaron los resultados fiscales para el año 2018. La noticia tomó por sorpresa a muchas de las personas que dan seguimiento a estas estadísticas, y aunque estos números parecen alentadores, antes de celebrar es importante tomar en consideración varios puntos.
Lo primero es recordar las cifras. Se anunció un déficit primario de 2.4% del PIB, así como un déficit financiero del 6.0% del PIB. Estos números por sí solos no nos dicen mucho, esto se presta a que, a partir del mismo resultado se den diferentes interpretaciones, las podemos resumir en dos: 1) Una perspectiva optimista, al comparar con las proyecciones hechas por el Banco Central en su Revisión del Programa Macroeconómico, donde se hablaba de un déficit financiero de 7.2%, lo cual habla de un éxito rotundo en la administración de las finanzas públicas a partir de la situación crítica con la que arrancó este gobierno, y 2) Una visión pesimista, y tal vez hasta conspirativa, en la que se habla de maquillaje de las cifras, con el propósito de infundir miedo en la población y así aprobar un paquete de impuestos.
Como en cualquier análisis objetivo, es prudente evitar cualquiera de estos extremos y revisar con más cuidado.
Al revisar la primera interpretación, efectivamente hay una reducción notable con respecto a lo que oficialmente se esperaba. ¿Quiere decir esto que se equivocaron los modelos de proyección? En realidad no. En el momento de la estimación, no se consideró la aprobación de la Reforma Fiscal, el camino era muy turbio y en ese contexto era esperable que los modelos arrojaran números preocupantes. Más allá de esto, en el transcurso de los últimos meses se venía observando un comportamiento en las estadísticas que llamaba la atención y daba pie a anticipar un déficit menor, aunque no en la magnitud obtenida.
Entonces, ¿Cómo explicar este último impulso positivo? Pues bien, diciembre fue un mes atípico. En primer lugar, se dio la aplicación de la amnistía tributaria, que, a pesar de que hace que el fisco pierda recursos por concepto de intereses y multas, permitió obtener recursos adicionales de agentes que difícilmente hubieran pagado. Después, entraron los fondos por la compra de Bancrédito por parte del Banco de Costa Rica, los cuales, sumados a varias entradas por colocaciones y reducciones arbitrarias en el gasto, permitieron este resultado extraordinario. Se debe recalcar que la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas apenas está aprobada, es muy poco el crédito que podemos darle a la misma.
Es por esto que hay que tener cautela en afirmar que haya un cambio en la tendencia de las cifras fiscales. Podemos esperar que los primeros meses del año no cambien tanto respecto a lo presentado en años anteriores, hasta que no entre en vigencia la Reforma en su totalidad, no es posible hacer esta afirmación. Sobredimensionar el logro podría ser incluso contraproducente para efectos de los pasos a seguir en el ordenamiento de las finanzas públicas.
Desde la segunda perspectiva, hay que reconocer cierta lógica en la construcción de ese ideal, pues, para bien o para mal, se dio la aprobación de la reforma, y se viene un proceso para buscar recursos vía endeudamiento. Este fue el camino que decidió esta administración, y su éxito solo lo dictaminará el tiempo, lo peor que puede hacerse ahora es detenerlo y arrancar de cero. El hecho acá es que cuestionar el trabajo de economistas, estadísticos, matemáticos, entre otros, resulta insensato e incluso irrespetuoso. Si de predecir exitosamente se tratara, estaríamos hablando de profecías en lugar de proyecciones, y si se supiera de antemano cualquier resultado económico, no estaríamos en dificultades y al menos los economistas no tendríamos trabajo.
Conforme avance el año se tendrán que analizar también las medidas de reactivación económica anunciadas por el gobierno, elemento quizás más importante que la misma reforma en la búsqueda del cambio definitivo en el saneamiento del problema fiscal y de la economía en general. Además de lo anterior, se tiene la discusión en la Asamblea Legislativa en torno a la aprobación de los Eurobonos, con el fin de atacar otro factor de suma importancia como lo es la dinámica de la deuda pública. De momento, podemos tener una pequeña sonrisa, sin caer en el júbilo, pues queda bastante camino por recorrer.