La CCSS y la curva de Laffer

En días recientes, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) anunció que los ingresos por cuotas del Sistema de Invalidez Vejez y Muerte fueron 20.000 millones de colones menos de lo esperado. Por su parte, la Auditoría Interna de la CCSS reveló que en los últimos 5 años, el IVM ha utilizado 457.000 millones de los intereses de la reserva del fondo para pagar los pensionados.

La gerencia de pensiones afirmó con sorpresa que estas cifras no eran las esperadas y que son el resultado de la alta tasa de desempleo, pues la cantidad de cotizantes aumentó solo 0.7% entre 1.5 millones de trabajadores, o sea, 10.119 personas. Si se considera que según las cifras de la CCSS, la cantidad de empleados públicos creció en 5.746 plazas durante el año 2019, entonces los afiliados a la CCSS crecieron en tan solo 4.373 personas, cifra muy inferior al crecimiento de la población económicamente activa. Es claro que el desempleo afecta el enrolamiento a la CCSS, pero más preocupante que eso es el aumento en la informalidad. Sin embargo, este resultado no debería sorprender a los administradores de la CCSS, pues un principio económico básico es que la cantidad demandada se contrae cada vez que aumenta el precio de un servicio.

El economista Arthur Laffer brinda una explicación clara del fenómeno que está ocurriendo con la afiliación al seguro del IVM. En 1974, este economista dibujó una curva en forma de U invertida que relacionaba la recaudación de impuestos con la tasa impositiva. Así un incremento en la tasa de impuestos sobre los salarios tiene dos efectos contrapuestos: por un lado aumenta la recaudación pues las personas que se mantienen trabajando pagan más impuestos; pero por otro lado, la mayor tasa impositiva desincentiva a las personas a trabajar y ello baja la cantidad de cotizantes, lo cual reduce la recaudación. Laffer muestra que cuando la tasa aumenta y esta es baja, el primer efecto domina al segundo, por lo que la recaudación total crece; pero cuando la tasa es muy alta, un aumenta en la tasa impositiva reduce la recaudación porque el segundo efecto domina al primero.

En el caso costarricense, las cargas sociales están entre las más altas del mundo. De hecho, en el último Índice de Competitividad Mundial, Costa Rica aparece en el puesto 127 entre 139 países con las cargas sociales más elevadas. Por su parte, en la última década la CCSS ha centrado sus medidas de ajuste del IVM en el aumento en la tasa de cotización, dados los graves problemas de sostenibilidad que posee este régimen de pensiones a causa del envejecimiento poblacional. La mayoría de personas cotizantes consideran estas cargas laborales un impuesto al trabajo, pues no existe una seguridad del monto de pensión que van a recibir a futuro.

En el caso del mercado laboral, la curva de Laffer se manifiesta de dos maneras cuando se incrementa la tasa de los impuestos. En primer lugar, aumenta el desempleo como lo indica la CCSS, con la diferencia de que la causalidad indicada por la CCSS está equivocada, pues uno de los causantes del desempleo son las altas tasas de cotización. En segundo lugar, aumenta la informalidad, pues las cotizaciones a la CCSS se convierten en uno de los principales costos de ser formal, junto con el resto de impuestos y requisitos para operar en regla.

El problema de la informalidad es que afecta a las personas relativamente más pobres, las cuales quedan desprotegidas en caso de quebrantos de salud y no les permite consolidar derechos para recibir una pensión a futuro, lo cual conduce a mayor pobreza en vejez. Además, la informalidad reduce el tamaño de las unidades económicas, lo cual desfavorece el desarrollo de las economías a escala y la productividad, la cual es el elemento más importante que explica el crecimiento de la economía y del empleo en los países.

Como lo he indicado en otros escritos, la solución al problema del IVM debe transitar por otra avenida, en donde se recargue menos la planilla de la CCSS y se trasladen algunas cargas sociales a impuestos generales. Esto favorecería el empleo y el crecimiento económico.

Además, se debe estructurar de una forma distinta la forma en la cual se financian las pensiones, haciendo que el monto recibido por pensión tenga una mayor correspondencia con el aporte realizado. De lo contrario, el IVM se irá muriendo poco a poco y al final terminará siendo un sistema que solo cobije a las personas que puedan soportar las altas cargas sociales, principalmente empleados públicos y el grupo poblacional que está más arriba en la escala de la distribución de la renta.

PhD. Edgar Robles
Socio Consultor de Ecoanálisis
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