Manada de Rinocerontes Grises

 
Así que estaban todas estas advertencias sobre el mercado y mucha gente sabía
que esto era un castillo de naipes donde si alguien soplaba muy fuerte,
se iba a derrumbar todo.
Y muchas cosas podrían haber derribado esas cartas.
Así es que tenemos lo que se llama un choque entre rinocerontes grises.
Entrevista Michele Wucker

En la literatura económica en general y de riesgos en particular, se han acuñado los términos cisnes negros y rinocerontes grises. Estos conceptos están asociados con explicaciones acerca de la probabilidad de ocurrencia de ciertos eventos. Usualmente los distintos riesgos suelen ser identificados, medidos y cuantificados mediante modelos probabilísticos. Esto permite predecirlos y pronosticarlos con ciertos márgenes de error y formarse expectativas probabilísticas.

Hay algunos tipos de riesgos totalmente inesperados, sorpresivos e impredecibles, conocidos como eventos de cisne negro. Esta teoría desarrollada por el investigador libanés Nassim Nicholas Taleb en 2007 (El Cisne Negro: el impacto de lo altamente improbable) se refiere a un suceso raro, muy improbable, pero de presentarse tendría tremendos impactos. Por la misma naturaleza humana es típico que a posteriori se intenten distintas explicaciones, racionalizando el suceso y convirtiéndolo en, supuestamente, predecible.

Contrario a los casos de cisne negro, están los eventos obvios, visibles, directos, con gran impacto potencial y consecuencias altamente probables. Este término acuñado por Michele Wucker en su libro de 2016 (El Rinoceronte Gris: cómo reconocer y actuar sobre los peligros evidentes que ignoramos) se refiere a una amenaza altamente probable, documentada y de alto impacto, pero sistemáticamente ignorada. Mientras el cisne negro se enmarca dentro de lo inesperado o con baja probabilidad de ocurrencia, el rinoceronte gris se caracteriza como un suceso inminente y conocido, al que no se le presta la debida atención.

Utilizando este sui generis marco conceptual, una de las principales amenazas macroeconómicas que enfrenta actualmente Costa Rica está relacionada con el comportamiento de la deuda pública. Por cualquier indicador que se mida, la evolución ha sido desproporcionada e insostenible. Por ejemplo, mientras en el 2008 la deuda del gobierno/PIB representaba un 24%, a fines de este año superará el 75%; es decir, se triplicó. Es el reflejo de los altos déficits fiscales/PIB de los últimos 13 años, los cuales han sido superiores al 5% en promedio anual. Para colmo, el exceso de gasto fue para financiar erogaciones corrientes, especialmente salarios y pensiones. No se dedicó a incrementar los gastos de capital ni a mejorar la productividad nacional.

La deuda pública constituye el principal rinoceronte gris, convirtiéndose en una amenaza muy probable, de alto impacto y a la cual se le ha dado poca relevancia: una amenaza descuidada. Una situación en extremo riesgosa que, aunque predecible, ha sido negligentemente atendida. Constituye un rinoceronte muy grande, peligroso y anunciado hasta la saciedad en los últimos años por distintos organismos internacionales, calificadoras de riesgo, economistas nacionales serios y hasta políticos responsables, quienes han alertado sobre los peligros latentes en las distintas variables económicas, financieras, sociales y hasta políticas.

En realidad, la deuda y su estrecha relación con otras variables se convierten en una manada de rinocerontes grises, situaciones en extremo riesgosas, muy posibles de acontecer o probables de materializarse, pero que se soslayan. De no atenderse adecuada y oportunamente, los impactos colaterales sobre múltiples variables pueden ser devastadores.  La alta deuda pública afecta los riesgos del país, los premios para colocar la deuda, las tasas de interés, los riesgos cambiarios, la inflación, las expectativas, los flujos de capital, los volúmenes de inversión, el crecimiento económico, la generación de empleo y la distribución del ingreso.

Los impactos ya son evidentes desde hace varios años. Nos han degradado aceleradamente las calificaciones de riesgo, el país se ha encarecido exageradamente, el crecimiento es paupérrimo, el desempleo y la informalidad elevadas, la pobreza estancada, la distribución del ingreso deteriorada, los fondos de las pensiones y ahorro en general dedicados al ineficiente gasto del gobierno y no a los proyectos del sector privado. Ya el Banco Central ha tenido que utilizar la maquinita para financiar indirectamente al gobierno, cuyos efectos podrían eventualmente materializarse, dependiendo del abordaje y confianza del mercado.

Todavía estamos a tiempo para evitar que la manada de rinocerontes grises nos embista. Las experiencias internacionales y la propia son contundentes sobre los elevados riesgos que enfrentamos. Michele Wucker en una interesante entrevista manifestó lo siguiente: Había tantas advertencias que fueron ignoradas en el 2008. Cualquiera que hubiese leído alguna vez a Charles Kindleberger (Manias, Panics and Crashes), tuvo que haberse preocupado en el 2008 y durante los últimos años. Pero debido a que los legisladores fueron capaces de definir el 2008 como un cisne negro que nadie vio venir, dijeron “mira, podemos hacer esto nuevamente y salirnos con la nuestra”, pero la gente está más informada ahora. Creo que la gente ahora está dispuesta a levantarse y decir “miren, los líderes tienen que prestar atención…”

PhD. Norberto Zuñiga
Socio Consultor Ecoanálsiis
Prohibida la reproducción parcial o total sin autorización de Ecoanálisis

Deja una respuesta